Toda obra digital o electrónica tiene una parte material. Pero estos componente no duran para siempre, se van deteriorando con el tiempo. Mientras que las obras de arte “tradicionales” se pueden guardar en cajas, almacenes o cámaras acorazadas, entre otras, con unos parámetros medioambientales óptimos que garantizan su estabilidad en el tiempo, en el arte tecnológico no ocurre esto. Jon Ippolito [1] da un ejemplo muy útil: si guardas durante veinte o treinta años la Monalisa en un almacén y lo sacas, lo más seguro es que el cuadro esté intacto, en buenas condiciones. Pero si pones tecnologías en su interior y las sacas al cabo de 30 años ocurren otras cosas, por ejemplo: los CDs estarán delaminados, no existirán en el mercado más lectores de disquete o las webs expirarán con el famoso “Error 404 not found”.
Almacenar soportes tales como VHS, CD ó DVD no garantiza en un futuro el acceso a la información que contienen. Los DVDs que no se utilizan tienden a deteriorarse transcurrido un plazo de aproximadamente cinco años, no permitiendo su lectura. Se necesitan aplicar nuevas estrategias diferentes a las aplicadas en las obras que sólo son materiales. Es por eso que se establecen las denominadas Estrategias de preservación digital. Aquí los términos fijos mueren, las obras no se hacen para durar eternamente, pero sí pueden ser variables.
[1] IPPOLITO, J.“Wagging the Long Tail of Digital Preservation” by Jon Ippolito. En: You Tube. UMaineDigCuration (US): You tuve, 2014-12-15. [Consulta: 2016-05-31] Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=1RekENbhsuw